En otra parte de la ciudad,
Abraham, un chico de 16 años está a punto de aventarse del quinto piso de su
edificio de apartamentos, mientras en su celular se encuentra escuchando a
Karina Mer-Maid, quien es hermana de Ariana y tiene un podcast muy famoso en
Internet. El tema de esta noche es: “Cuando no hay motivos para seguir”.
Y desde la playa de aquel
lugar, Minerva, una joven de 18 años, está a punto de sumergirse al mar, aún
sin saber nadar, mientras en sus auriculares reproduce la canción “En la ola de
la perdición” de Alexa Mer-Maid, su cantante favorita. Sí, Alexa es la hermana
mayor de Miriam y Karina.
Parecieran casos aislados
pero casi todos los suicidios que han estado sucediendo en “Playa Celeste”
tienen algo en común: LAS CHICAS MER-MAID.
Estas hermanas llegaron al
pueblo 2 meses antes de que comenzaran los suicidios.
Ya son 13 casos confirmados
de suicidio en donde, de alguna u otra manera, las hermanas están presentes,
pues las víctimas se encontraban viendo sus videos, escuchando sus audios u
oyendo sus canciones mientras cometían el acto.
Los padres de familia,
horrorizados, comenzaron una campaña de veto y desprestigio contra las
hermanas, quienes se defendieron, argumentando que su trabajo no es dañino,
sino que los jóvenes tenían muchos problemas, a los cuales ellos como padres no
supieron atender.
Pero aún así las artistas
decidieron dejar la ciudad, para evitar confrontaciones y emprendieron viaje a
“Playa Ensueño”, la ciudad vecina, que también está ubicada frente al mar.
Para las autoridades del
pueblo las quejas de los padres resultaron infundadas, pues nadie puede
obligarte a cometer suicidio… ¿o sí?
Para todos esto es una
locura, menos para Ricardo Estrella, un detective que también perdió a su hijo
por suicidio con un balazo en la cabeza. Él y su hijo se amaban y llevaban una
vida tranquila, hasta que las hermanas llegaron y “lo enloquecieron”.
La actitud de las hermanas
era digna de admirar, pues se la pasaban conviviendo con su público, incluso
hacían convivencias y regalaban cosas, entre ellas una bonita pulsera en forma
de cola de sirena.
Ricardo toma la pulsera y se
la pone, mientras recuerda, llorando, todos esos bellos momentos que vivió con
su hijo. Pero de pronto comienza a escuchar una especie de música, parecida a
un canto gregoriano y entre ese alboroto una voz comienza a decirle: “Hazlo,
vamos, hazlo, sabes que quieres hacerlo; es momento de demostrar cuánto nos
amas. Hazlo, hazlo, sólo corta tu garganta y pronto estarás con nosotras,
disfrutando. Hazlo, hazlo, ¡HAZLO! Y el detective siente unas ganas inmensas de
hacer lo que le dice la voz, y va a la cocina, agarra un cuchillo y se lo lleva
lentamente al cuello…
¡NO!, grita mientras tira el
cuchillo, cierra sus ojos y se arranca la pulsera…
Y aún sin entender escucha
otra voz detrás de él: “Los adolescentes son más fáciles de manejar, son tan
vulnerables”. Voltea y se encuentra a Minerva frente a frente, quien continúa
diciendo: “Descubriste nuestro plan y eres un tonto adulto, tendremos que hacer
algo contigo”, mientras Ariana y Karina se manifiestan, convertidas en seres
horribles, mitad mujer y mitad pez; ellas, sin reparo, lo toman de brazos y
piernas, a la par de Minerva, quien comienza a recitar un canto extraño…
Y de pronto, de entre las penumbras surge una criatura aún más horrible: parece ser una mujer pero mezclada con pez, pulpo y serpiente, quien toma a Ricardo del cuello y dice, con voz espectral: “Gracias muchachas, los niños son muy dulces pero los adultos son de sabor único. Sus almas son tan deliciosas”, y así, acercando su horrible boca a la cara del detective, comienza a sacar un líquido negro de ella, que lo envuelve y va asfixiándolo, hasta que cae, muerto en el piso y las 3 hermanas junto con la misteriosa criatura desaparecen, riendo y cantando de gusto y placer.
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