jueves, 31 de octubre de 2024

Reunión familiar (historia de terror)


Ha comenzado la reunión familiar. Estoy seguro de que una buena cena amenizará las rencillas que tenemos desde hace años.

Ya desde temprano me puse manos a la obra en esta rica cena.

Ya desde muy de mañana, mi hermosa madre y yo nos pusimos a trabajar en esto para sorprender a todos. Gracias madre, todo esto no hubiera sido posible sin ti.

Ha llegado la abuela, quejándose de todo, cómo siempre: mi casa, mis cosas, nada le parece. Refunfuña y refunfuña pero igual le beso la frente y la siento al frente de la mesa, como la buena matriarca que es.

Ha llegado el tío Rodolfo, todo alterado porque de nuevo lo busca la policía. Este buen hombre no entiende que robar es malo.

Ha llegado la tía Patricia, alterando a los presentes con sus gritos, pues dice que oye voces que le dicen que demonios la persiguen. Pobre mujer, tantos años con pastillas y aún no se cura.

Han llegado Patricio y Andrea, mis adorables primitos, dispuestos a hacer destrozos en mi ya desordenado terreno. Ay, criaturitas, ¿qué podría hacer para que quietos estén?

Y cerezeando el pastel, entra mi papá, preguntando, asustado, por mamá…

“Ahorita viene”, le digo, intentando tranquilizar sus achaques de hombre divorciado al que aún le importa esa mujer a la que maltrató y engañó tantos años, ¿qué irónico, no?

Sólo yo estoy tranquilo, entre tanta tempestad.

Traigo de la cocina el delicioso platillo que con amor para todos preparé…

Y van poco a poco, sin autocontrol, devorando tal manjar.

“Qué rico”, “delicioso”, “al fin haces algo bueno”, “quiero más”…

Lindas palabras que endulzan mis oídos carcomidos por tantos años de insultos.

¿Y tú madre?, ya todos comimos menos ella, preguntan todos, casi en cadenita.

Tranquilos, ella ya está aquí, desde anoche está conmigo, nos la hemos pasado de maravilla.

“Pero tu madre te odia”, dice la abuela, mascando un pedazo de carne con su débil dentadura postiza.

“Eso se acabó”, le contesto, mientras voy a la cocina por el postre.

“Miren, un rico pastel, también hecho por mí”, les digo, al ponerlo al centro del comedor.

Y ni si quiera esperan a que repose lo que acaban de comer… le entran con todo al delicioso pastel de vainilla.

“Pues todo estuvo muy rico, al fin puedo decir algo bueno de ti”, dice la abuela.

“Sí, todo muy bien, pero yo quiero quedarme aquí hasta que esos bastardos dejen de buscarme”, comenta Rodolfo.

“Todos se quedarán aquí, familia, hoy los quiero sólo para mí”, contesto regalándoles la mejor de mis sonrisas.

“No, no, las voces dicen que eres malo”, replica Patricia.

“Queremos jugar con tu gatito”, dicen los primos, mientras sacan cada uno de entre sus ropas una navaja.

“A Michito le encantará pasar tiempo con ustedes, hermosos”, les digo, con total alegría.

“Hijo, todo muy bien, pero yo necesito ver a tu mamá”, exhala, casi suspirando papá.

“Está más cerca de lo que crees”, digo, tratando de tranquilizarlo otra vez.

“Y bueno, ¿para cuándo haces otra de estas ricas cenas?, inútil”, pregunta, muy cariñosa la abuela.

“Nunca, familia, porque madre sólo hay una”, les contesto, mientras contento contemplo cómo van cayendo dormidos uno tras otro, por las pastillas que puse en el pastel.

Me espera otro gran banquete para Navidad, a los parientes lejanos les fascinará.

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domingo, 20 de octubre de 2024

La semilla (historia de terror)


¡Estoy muy feliz y entusiasmado!, hoy empieza mi “Vida de jardinero”; durante mucho tiempo he deseado adentrarme en el mundo de la botánica… y al fin, hoy inicia mi lucha por alcanzar ese sueño.

El día de ayer fui a una florería y pedí a la encargada semillas de girasol (el girasol siempre ha sido mi flor preferida) para empezar mi trabajo; pero ella me dijo que se habían terminado, pero que en su lugar me vendería una semilla muy rara, de una planta misteriosa, que no ha sido terminada de estudiar por la ciencia, que ni siquiera tenía nombre; al oír eso me emocioné, pues podría iniciar mi propia investigación y así ayudar a la ciencia; total, la muchacha me dio una bolsita, con una sola semilla; me comentó que el grano en cuestión germina rápido, en tan sólo unas cuantas horas, me sorprendí al escuchar aquello y no lo creí, pero igual, eso incrementó más mi interés (y mi curiosidad); lo que me dejó sin palabras fue el precio de la semillita, ¡prácticamente me la regalaron!

Total, llegué a casa, un poco agotado, pues mi día había sido demasiado agitado; así que decidí dormir y dejar para hoy todo ese asunto de la semilla.

Bueno, ahora mismo me dispongo a plantar el pequeño grano de color verde…

Es sencillo, ya tenía una maceta preparada, llena de tierra especial para sembrar…

¡Listo!... con una pequeña pala abro la tierra, coloco la semilla en el hueco abierto y luego la cubro completamente, con esa misma tierra… ¡Todo perfectamente bien!, ahora sólo es cuestión de esperar, y verificar que la historia que contó la chica sea cierta; ¡me muero de los nervios y la curiosidad!

Esperé varios minutos, pero me aburrí… ¡sí!, ¡ya sé que la muchacha dijo que el proceso tarda algunas horas!, pero, francamente, no puedo esperar tanto, tengo muchas cosas que hacer…

Bueno, he decidido ir a realizar mis actividades diarias, mientras el “mágico proceso” se pone en acción y muestra los resultados; dejé la maceta con la semilla en la mesita de noche de mi habitación.

Han pasado ya 3 horas y no veo que la semilla germine, la regaré de nuevo a ver si así se acelera el proceso…

No, ha pasado otra hora y nada, ¡qué decepción!, ¿Cómo pueden hacer algo tan bajo? Ilusionar a las personas, pero bueno, así funciona el marketing. Completamente molesto le doy una tercera regada, ya sin esperanzas.

Ha pasado una hora más y mientras acomodo todo aquello que compré a la par de la dichosa semilla decepcionante, me doy cuenta de que en su empaque hay algunas instrucciones escritas con tinta roja y en mayúsculas: NO SOBREALIMENTAR, ESTE PRODUCTO ECOLÓGICO ESTÁ PROGRAMADO PARA RECIBIR SÓLO UNA REGADA AL DÍA. SOBREALIMENTAR A ESTE PRODUCTO PROVOCARÍA GRANDES Y GRAVES PROBLEMAS DEMASIADO CATASTRÓFICOS DE TERRIBLES CONSECUENCIAS. FAVOR DE TENER PACIENCIA, EL PRODUCTO GERMINA A LAS 5 HORAS EXACTAS.

Jajaja, ¿Qué clase de broma es esta? Debe ser una broma, ¿Cómo una planta podría causar cosas terribles? Ni si quiera las plantas carnívoras representan un verdadero peligro para los humanos, pienso, pero de repente escucho golpes en la habitación… ¡ese gato tonto que tengo!, seguramente ya tiró la maceta.

Me dirijo a la habitación, dispuesto a regañar al michi, pero no, no está en la habitación, sólo encuentro la maceta tirada y rota en el piso.

Me agacho para limpiar pero siento que algo me agarra el pie…

Volteo a ver qué es y me horrorizo al ver que es una planta, ¡una maldita planta moviéndose, reptando como un lagarto! Parece una planta carnívora pero mezclada con un cocodrilo, ¡es horrible!

 Intenta atacarme, morderme con sus filosos dientes pero no lo permito, agarro un libro enorme que guardo en la mesita y se lo lanzo encima, escuchando crujir su cuerpo, su asqueroso cuerpo.

Levanto el libro para ver si esa cosa espantosa murió y parece que sí, sólo está su retorcido cadáver, aún moviéndose por los espasmos que le ocasionó el golpe.

Alegrándome por haberla matado, voy a la cocina por escoba y recogedor para deshacerme de sus despojos y pienso en lo que pudo haber pasado… ¿Cómo es posible que tal abominación exista?, ¿será acaso un experimento?, pero si es así, ¿por qué distribuirlo como si fuera algo normal y seguro? No lo sé, estoy confundido.

Cuando estoy de nuevo en mi cuarto, dispuesto a tirar esa cosa, me percato de que ésta ya no se encuentra ahí, sólo hay un charco de líquido color marrón en donde debería estar su cadáver y un rastro de ese mismo líquido que termina en la ventana, la cual se encuentra abierta… ¡Oh no!, ¡esa cosa sigue viva y ha escapado!

Me acerco a la ventana para ver si esa cosa se encuentra afuera y aún puedo ir y deshacerme de ella, pero en un abrir y cerrar de ojos, la horrible planta se me abalanza y logra morder mi cuello, succionando algo de mi sangre. De un golpe logro quitármela de encima y corro tras ella, pero repta muy rápido y logra llegar a una alcantarilla.

Lleno de preguntas y muchísimo disgusto me dirijo a la tienda botánica en donde compré esa asquerosidad para encontrar respuestas, pero al llegar al lugar la tienda estaba cerrada, tapizada con tablas y había un letrero gigante en la puerta que decía: SON PÉSIMOS PARA SEGUIR INSTRUCCIONES.

¿Instrucciones? A mí nadie me dio instrucciones, esas instrucciones venían en el empaque, ¿Quién rayos se pone a leer esas cosas?, como si cuidar una planta fuera gran cosa.

“Cuidar de cualquier cosa es una gran cosa, joven”, me dice un anciano que aparece de repente tras de mí…

¿Qué?, ¿Quién es usted?, ¿Cómo sabe lo que pienso?, le grité.

“Muchas preguntas, joven, esas son muchas preguntas, típico de un ser pensante, pero precisamente ser pensantes es su mayor debilidad”, me contesta el señor.

¿Qué?, ¿A qué se refiere? Sigo preguntando.

“Le advertí a los líderes de mi especie que era mala idea comercializar nuestras plantas en un planeta lleno de seres impacientes y poco precavidos”, dijo el anciano.

Pero, ¿pero qué?, ¿su especie?, no entiendo nada señor. Le digo totalmente confundido.

“Soy un ser que no pertenece a este mundo, soy un extraterrestre que ha venido a advertirte, debes estar preparado con tu mejor armamento, pues ellas intentarán conquistar tu mundo”, explica el ente.

¿Ellas?, ¿Quiénes señor?, le lanzo esta última pregunta, con el afán de no volverme loco.

“Las plantas mutantes que han dejado escapar en su medio ambiente, joven. Verás, esas plantas son hermosas cuando cumples la regla de sólo regarlas una vez, pero si las sobrealimentas se convierten en horribles monstruos pensantes que buscan aniquilar a todas las otras formas de vida en su ambiente y ser ellas las únicas habitantes del planeta. Hace millones de años mi mundo se vio atacado por estos espantosos seres pero por fortuna mis ancestros lograron derrotarles y convertirles en seres pacíficos y hermosos. Por desgracia, en los últimos siglos mi planeta se ha visto escaso de bienes y mis líderes se han puesto a comercializar estas plantas en otros mundos, el proceso ha sido un éxito en los otros planetas, pero aquí en la Tierra es diferente, ustedes los humanos son muy impacientes, curiosos e impulsivos, eso ha hecho que las plantas vuelvan a su forma natural que es de destrucción”. Me explica el ser.

Vaya, entiendo, es cierto, yo no supe esperar y esa planta surgió como un monstruo. Le digo, con tristeza.

“Ahora lo importante es advertir a los tuyos y prepararse para la inevitable guerra”, dice el extraterrestre.

Eso será difícil, aquí aparte de impacientes somos desconfiados. Vuelvo a decir con tristeza.

“Te deseo mucha suerte, ser humano, confía en ti, imparte el mensaje y lucha por tu vida”, dice el anciano extraterrestre mientras se desvanece, como si fuera un holograma.

Mientras pienso en lo que voy a hacer escucho gritos en la calle, acompañados de golpes de choques de autos y sirenas de ambulancia o policía.


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