El día de ayer fui a una florería y pedí a la encargada
semillas de girasol (el girasol siempre ha sido mi flor preferida) para empezar
mi trabajo; pero ella me dijo que se habían terminado, pero que en su lugar me
vendería una semilla muy rara, de una planta misteriosa, que no ha sido
terminada de estudiar por la ciencia, que ni siquiera tenía nombre; al oír eso
me emocioné, pues podría iniciar mi propia investigación y así ayudar a la
ciencia; total, la muchacha me dio una bolsita, con una sola semilla; me
comentó que el grano en cuestión germina rápido, en tan sólo unas cuantas
horas, me sorprendí al escuchar aquello y no lo creí, pero igual, eso
incrementó más mi interés (y mi curiosidad); lo que me dejó sin palabras fue el
precio de la semillita, ¡prácticamente me la regalaron!
Total, llegué a casa, un poco agotado, pues mi día había
sido demasiado agitado; así que decidí dormir y dejar para hoy todo ese asunto
de la semilla.
Bueno, ahora mismo me dispongo a plantar el pequeño grano
de color verde…
Es sencillo, ya tenía una maceta preparada, llena de
tierra especial para sembrar…
¡Listo!... con una pequeña pala abro la tierra, coloco la
semilla en el hueco abierto y luego la cubro completamente, con esa misma
tierra… ¡Todo perfectamente bien!, ahora sólo es cuestión de esperar, y
verificar que la historia que contó la chica sea cierta; ¡me muero de los
nervios y la curiosidad!
Esperé varios minutos, pero me aburrí… ¡sí!, ¡ya sé que
la muchacha dijo que el proceso tarda algunas horas!, pero, francamente, no
puedo esperar tanto, tengo muchas cosas que hacer…
Bueno, he decidido ir a realizar mis actividades diarias,
mientras el “mágico proceso” se pone en acción y muestra los resultados; dejé
la maceta con la semilla en la mesita de noche de mi habitación.
Han pasado ya 3 horas y no veo que la semilla germine, la
regaré de nuevo a ver si así se acelera el proceso…
No, ha pasado otra hora y nada, ¡qué decepción!, ¿Cómo
pueden hacer algo tan bajo? Ilusionar a las personas, pero bueno, así funciona
el marketing. Completamente molesto le doy una tercera regada, ya sin
esperanzas.
Ha pasado una hora más y mientras acomodo todo aquello
que compré a la par de la dichosa semilla decepcionante, me doy cuenta de que
en su empaque hay algunas instrucciones escritas con tinta roja y en
mayúsculas: NO SOBREALIMENTAR, ESTE PRODUCTO ECOLÓGICO ESTÁ PROGRAMADO PARA
RECIBIR SÓLO UNA REGADA AL DÍA. SOBREALIMENTAR A ESTE PRODUCTO PROVOCARÍA
GRANDES Y GRAVES PROBLEMAS DEMASIADO CATASTRÓFICOS DE TERRIBLES CONSECUENCIAS.
FAVOR DE TENER PACIENCIA, EL PRODUCTO GERMINA A LAS 5 HORAS EXACTAS.
Jajaja, ¿Qué clase de broma es esta? Debe ser una broma,
¿Cómo una planta podría causar cosas terribles? Ni si quiera las plantas
carnívoras representan un verdadero peligro para los humanos, pienso, pero de
repente escucho golpes en la habitación… ¡ese gato tonto que tengo!,
seguramente ya tiró la maceta.
Me dirijo a la habitación, dispuesto a regañar al michi,
pero no, no está en la habitación, sólo encuentro la maceta tirada y rota en el
piso.
Me agacho para limpiar pero siento que algo me agarra el
pie…
Volteo a ver qué es y me horrorizo al ver que es una
planta, ¡una maldita planta moviéndose, reptando como un lagarto! Parece una
planta carnívora pero mezclada con un cocodrilo, ¡es horrible!
Intenta atacarme,
morderme con sus filosos dientes pero no lo permito, agarro un libro enorme que
guardo en la mesita y se lo lanzo encima, escuchando crujir su cuerpo, su
asqueroso cuerpo.
Levanto el libro para ver si esa cosa espantosa murió y
parece que sí, sólo está su retorcido cadáver, aún moviéndose por los espasmos
que le ocasionó el golpe.
Alegrándome por haberla matado, voy a la cocina por
escoba y recogedor para deshacerme de sus despojos y pienso en lo que pudo
haber pasado… ¿Cómo es posible que tal abominación exista?, ¿será acaso un
experimento?, pero si es así, ¿por qué distribuirlo como si fuera algo normal y
seguro? No lo sé, estoy confundido.
Cuando estoy de nuevo en mi cuarto, dispuesto a tirar esa
cosa, me percato de que ésta ya no se encuentra ahí, sólo hay un charco de
líquido color marrón en donde debería estar su cadáver y un rastro de ese mismo
líquido que termina en la ventana, la cual se encuentra abierta… ¡Oh no!, ¡esa
cosa sigue viva y ha escapado!
Me acerco a la ventana para ver si esa cosa se encuentra
afuera y aún puedo ir y deshacerme de ella, pero en un abrir y cerrar de ojos,
la horrible planta se me abalanza y logra morder mi cuello, succionando algo de
mi sangre. De un golpe logro quitármela de encima y corro tras ella, pero repta
muy rápido y logra llegar a una alcantarilla.
Lleno de preguntas y muchísimo disgusto me dirijo a la
tienda botánica en donde compré esa asquerosidad para encontrar respuestas,
pero al llegar al lugar la tienda estaba cerrada, tapizada con tablas y había
un letrero gigante en la puerta que decía: SON PÉSIMOS PARA SEGUIR
INSTRUCCIONES.
¿Instrucciones? A mí nadie me dio instrucciones, esas instrucciones
venían en el empaque, ¿Quién rayos se pone a leer esas cosas?, como si cuidar
una planta fuera gran cosa.
“Cuidar de
cualquier cosa es una gran cosa, joven”, me dice un anciano que
aparece de repente tras de mí…
¿Qué?, ¿Quién es usted?, ¿Cómo sabe lo que pienso?, le
grité.
“Muchas preguntas,
joven, esas son muchas preguntas, típico de un ser pensante, pero precisamente
ser pensantes es su mayor debilidad”, me contesta el señor.
¿Qué?, ¿A qué se refiere? Sigo preguntando.
“Le advertí a los
líderes de mi especie que era mala idea comercializar nuestras plantas en un
planeta lleno de seres impacientes y poco precavidos”,
dijo el anciano.
Pero, ¿pero qué?, ¿su especie?, no entiendo nada señor.
Le digo totalmente confundido.
“Soy un ser que no
pertenece a este mundo, soy un extraterrestre que ha venido a advertirte, debes
estar preparado con tu mejor armamento, pues ellas intentarán conquistar tu
mundo”,
explica el ente.
¿Ellas?, ¿Quiénes señor?, le lanzo esta última pregunta,
con el afán de no volverme loco.
“Las plantas
mutantes que han dejado escapar en su medio ambiente, joven. Verás, esas
plantas son hermosas cuando cumples la regla de sólo regarlas una vez, pero si
las sobrealimentas se convierten en horribles monstruos pensantes que buscan
aniquilar a todas las otras formas de vida en su ambiente y ser ellas las
únicas habitantes del planeta. Hace millones de años mi mundo se vio atacado
por estos espantosos seres pero por fortuna mis ancestros lograron derrotarles
y convertirles en seres pacíficos y hermosos. Por desgracia, en los últimos
siglos mi planeta se ha visto escaso de bienes y mis líderes se han puesto a
comercializar estas plantas en otros mundos, el proceso ha sido un éxito en los
otros planetas, pero aquí en la Tierra es diferente, ustedes los humanos son
muy impacientes, curiosos e impulsivos, eso ha hecho que las plantas vuelvan a
su forma natural que es de destrucción”. Me explica el ser.
Vaya, entiendo, es cierto, yo no supe esperar y esa
planta surgió como un monstruo. Le digo, con tristeza.
“Ahora lo
importante es advertir a los tuyos y prepararse para la inevitable guerra”,
dice el extraterrestre.
Eso será difícil, aquí aparte de impacientes somos
desconfiados. Vuelvo a decir con tristeza.
“Te deseo mucha
suerte, ser humano, confía en ti, imparte el mensaje y lucha por tu vida”,
dice el anciano extraterrestre mientras se desvanece, como si fuera un
holograma.
Mientras pienso en lo que voy a hacer escucho gritos en
la calle, acompañados de golpes de choques de autos y sirenas de ambulancia o
policía.
LEE TODAS MIS HISTORIAS DE TERROR AQUÍ: ÍNDICE DE HISTORIAS 👿
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