martes, 12 de noviembre de 2019

El problema está en tus pensamientos (Proceso de tus reacciones emocionales)


Algunos dicen “eres lo que comes”, otros dicen “eres lo que haces”; yo digo “eres lo que piensas”.

Si actualmente estás mal, ya sea deprimido, estresado o amargado, es porque tus pensamientos no están bien.

El origen de tu problema no es lo que te pasa o lo que otros te dicen o hacen, el origen está en la forma en que reaccionas a ello, y esto tiene su origen en tu manera de pensar.


En este post voy a explicarte el “proceso de nuestras reacciones emocionales”.

Una reacción emocional es aquello que haces o dices ante alguna determinada situación que te ha producido cierta emoción. Por ejemplo, cuando lloras porque te has decepcionado de una persona, eso es una reacción emocional… en este caso de tristeza; cuando brincas de gusto porque has aprobado esa materia tan complica del colegio, es también una reacción emocional, pero de alegría… y así, sucesivamente con todas las otras emociones, como el enojo.

Ahora, sabiendo esto podrías argumentar que, en efecto, las situaciones son las que generan la reacción emocional, pues es eso que pasa lo que te ocasiona la emoción… pero no; el proceso es así:

1.- Ocurre la situación detonante. Pongamos de ejemplo que tu pareja ha decidido terminar contigo.
3.- Aparece la emoción. Eso te ha puesto triste y enojado.
4.- Aparece la reacción. Comienzas a llorar y gritarle a tu pareja que no puede abandonarte, pues aún le amas y no quieres perderle.
5.- Aparecen las consecuencias. Tu pareja también reacciona y se hace una pelea que culmina con puntos suspensivos, pues ni terminan ni continúan, se quedan en “standby”.

Si eres observador, te habrás dado cuenta de que falta el paso 2; es aquí donde entra el tema de hoy: “Tus pensamientos”; este punto lo cambia todo…

Lo que a una persona le pone mal son las consecuencias de su reacción emocional, pues por lo general son malas y dolorosas, como en el caso del ejemplo. Pero las consecuencias no son editables, no pueden cambiarse, pues surgen de tu reacción; la reacción tampoco puede cambiar, porque depende de tu emoción; tu emoción, aunque no lo creas, puede cambiar y es totalmente editable, ¿cómo?, poniendo cuidado en ese segundo punto: “tu pensamiento”. La situación detonante tampoco puede ser cambiada, es un hecho inevitable, pasa porque pasa.


Es en medio de la situación y la emoción que se coloca tu pensamiento.

Cuando algo pasa, eso que pasa nos genera un pensamiento, a veces automático y eso es lo que debemos cambiar.

En el ejemplo, cuando tu pareja te dice que quiere terminar, tú inmediatamente piensas: “No puede ser, no puedes dejarme, no sé qué haría sin ti, me muero sin ti, y otras cosas por esa índole”. Eso te genera la frustración que da pie a la tristeza y el enojo.

Un principio de la psicología racional nos dice: “No me afecta lo que pasa, me afecta lo que me digo sobre eso que pasa” y es muy cierto…

Las situaciones son neutrales, ni buenas ni malas; es el pensamiento que te surge lo que las cataloga como buenas o malas.

Para poder cambiar nuestra reacción, debemos cambiar nuestro pensamiento.

Entonces, el esquema es así:

1.- Situación detonante.
2.- Pensamiento.
3.- Emoción.
4.- Reacción.
5.- Consecuencias.

Ahora, para controlar nuestro pensamiento debemos seguir este procedimiento:

1.- Ocurre la situación detonante.
2.- Surge mi pensamiento destructivo.
3.- Reconozco mi pensamiento destructivo.
4.- Trato de calmarme con ejercicios de respiración.

5.- Introduzco a mi mente un pensamiento positivo.
6.- Aparece mi emoción neutralizada.
7.- Reacciono de manera positiva.
8.- Aparecen las consecuencias y noto que son menos desagradables.

Cuando ocurre la situación y surge mi pensamiento destructivo debo reconocerlo; ya reconocido debo hacer ejercicios para tranquilizarme (cuando la respiración se relaja, nuestra mente entra en modo de calma) (es recomendable dar 3 respiros profundos en este paso); ya relajado, debo pensar algo positivo, convencerme a mí mismo de que todo está bien y planear una reacción más positiva; con esta introducción del pensamiento mejorado, mi emoción se neutraliza y mi reacción, por ende, es asertiva y las consecuencias no afectan tanto.

En el caso de nuestro ejemplo, el proceso queda así:

1.- Aparece la situación detonante (tu pareja te dice que quiere terminar contigo).
2.- Surge tu pensamiento destructivo (“no, no puedes hacerme esto, si me quedo sin ti es terrible, voy a sufrir mucho, te amo y no puedo estar sin ti”).
3.- Reconoces tu pensamiento destructivo (“ok, este pensamiento es malo, tranquilo, hay que cambiarlo”).
4.- Te relajas, haciendo el ejercicio de las 3 respiraciones o contando lentamente hasta 10.
5.- Introduces un pensamiento neutral a tu mente (“ok, no pasa nada, debo estar tranquilo, no es el fin de mundo”).
6.- Planeas tu reacción (“cierto, te amo mucho, pero debo respetar tu decisión; esto me duele, pero no puedo hacer nada, te pediré tiempo para asimilarlo todo”).
7.- Reaccionas de una manera más positiva, diciéndole eso que planeaste a tu pareja.
8.- Aparecen las consecuencias (viene la reacción de tu pareja, pero sea cual sea, ya no te afecta, pues este ejercicio te ha tranquilizado).

Una vez, pensando con la cabeza fría, decides comunicarte con tu pareja para darle tu opinión del tema que, lo ideal es dejarle libre, aunque duela, pues de nada sirve que siga contigo si ya no siente lo mismo por ti.

Bueno, pues así funciona nuestra mente y ahora que lo sabes, te será más fácil controlar tus reacciones emocionales; practica este método ante cada situación adversa de tu vida, te aseguro que tendrás muy buenos resultados.


Nos leemos mañana… J

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