Los trabajos de Anna Varney Cantodea fueron de gran utilidad, de mucha inspiración para escribir este poema. |
En mi triste y amargada soledad no hay nada, no hay nadie más que yo, ardiendo en agonía, melancolía y tempestad.
Triste y amargada es mi vida desde que descubrí los delirios del dolor y la autocompasión.
En mi triste y amargada soledad no hay nadie, no hay nada más que gritos mudos y lágrimas tiradas en desiertos inundados de insatisfacción.
Triste y amargada es mi existencia, a la vez que sorda es mi esperanza y seca es mi ambición.
En mi triste y amargada soledad no hay nada, no hay nadie más que una sombra ingrata que cabalga una loca fe destruida.
Triste y amargo es el camino que lleva ese tipo, a parte de aterrador.
En mi triste y amargada soledad no hay nadie, no hay nada más que dulces recuerdos de un ayer que no era tan malo y la ilusión muerta de un futuro sepultado en el panteón del deseo carcomido de ser pleno y feliz.
Triste y amarga es la idea de que todo es en vano y que nada está bien.
En mi triste y amargada soledad no hay nada, no hay nadie más que burlones esqueletos bailando, envueltos en podredumbre asquerosa.
Triste y amargo es el sabor que tiene la muerte.
En mi triste y amargada soledad no hay nadie, no hay nada más que caóticos placeres, tan sucios, tan morbosos, tan horribles.
Triste y amarga es la pasión que le tengo a la vida eterna, a parte de irónica.
Triste y amargado estoy, esperando ansioso mi final.
Triste y amargada es mi tonta soledad, tan absurda, estando rodeado de tanta gente.
Triste y amargada es mi vida, tan desperdiciada y tan menospreciada, pero ¿qué le puedo hacer?
Triste y amargada es mi cruel letanía, al saber la solución y no utilizarla.
Triste y amargado es mi destino.
Triste y amargado será mi final, siendo sepultado entre la más triste, amargada y repulsiva soledad.
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