Uno de los errores más comunes que comete el ser humano en esto de la salud emocional es responsabilizar a otras personas sobre sus propias emociones.
Es muy común escuchar frases como estas:
"Si estoy así es porque mi mamá me controla demasiado, no la soporto".
"No es mi culpa enfadarme tan rápido, son ellos los que me provocan".
"Si mi marido fuera más cariñoso, yo estaría de maravilla".
"Esque mi hijo no me da ninguna alegría, puros disgustos con él".
"Él me pone de los nervios, me pone muy mal".
Es muy fácil dejar en otros la responsabilidad sobre el propio estado emocional, pero no es lo correcto.
Hoy te daré algunas claves para generarte autonomía emocional.
La "Autonomía emocional" es la capacidad de hacernos responsables sobre lo que pensamos, decimos, hacemos y las consecuencias de ello.
Ya sabes que mi herramienta favorita es la psicología racional (cognitiva, del pensamiento); así que, a partir de ella, te presento los siguientes puntos:
* Uno de los pilares de la psicología cognitiva nos dice: "Somos seres humanos individuales, independientes, con nuestros propios pensamientos, emociones y acciones. Todo lo que llegamos a sentir es responsabilidad nuestra, y sólo de nosotros depende manejar ese sentimiento". Al ser individuales e independientes, es obvio que lo que los demás piensen, digan o hagan no debería afectar nuestra salud emocional, pero es más cómodo hacer sentir a los demás responsables de nuestro estado emocional, pues así evitamos trabajar en aquello que estamos mal, a la vez que nos beneficiamos de ellos mediante el chantaje otras tácticas de manipulación. Este acto de responsabilizar a otros de nuestros propios "rollos" es anti-ético, muy egoísta y completamente negativo.
* Si recordamos otro de los principios de la psicología racional: "No nos afecta lo que pasa, nos afecta lo que nos decimos sobre eso que pasa", nos damos cuenta de que las reacciones emocionales negativas (enfado, tristeza) son resultado de darle un valor a cierta situación vivida. En este caso, son las acciones de los demás las que nos generan dichas reacciones malas. No es la sobreprotección de tu madre, ni la provocación de los demás, ni la falta de cariño de tu marido, ni que tu hijo te presente disgustos, ni que te pongan de nervios... es que tú te permites ponerte enojado, triste, disgustado y de nervios, a raíz de lo que esas personas dicen o hacen.
* Otra clave racional es: "Toda reacción emocional surge de un sentimiento, el cual a su vez tiene raíz en un pensamiento". Las emociones no surgen de la nada, no llegan así, nomás porque sí; existe todo un proceso en esto de la reacción emocional. Primero se tiene que vivir una situación que detone el proceso, por ejemplo, ver a esa persona que "te pone de nervios" haciendo algo que, según tus estándares, es malo; luego viene un pensamiento: "Rayos, este tipo otra vez está haciendo tal y tal cosa, eso me pone de nervios"; después viene la emoción: TE PONES DE NERVIOS; en seguida llega la reacción: le dices a esa persona que te pone de nervios, que deje de hacer esa cosa que te pone de nervios, todo desde un estado emocional alterado: el enojo; y al final llegan las consecuencias: esa persona reacciona a tu reacción, empieza una discusión y las cosas acaban muy mal, llenándote de otros sentimientos, como la culpa, el resentimiento, la tristeza, etc. Es importante que tomes muy en consideración este punto.
Tú eliges, a cada momento, cómo sentirte. |
Bueno, ahora ya sabiendo estas claves, puedes luchar por crearte autonomía emocional.
Recuerda:
1.- Eres individual e independiente, por lo tanto, eres el único dueño de tus pensamientos, emociones, reacciones y las consecuencias de éstas. Deja ya de pensar que es deber de los demás hacerse cargo de hacerte sentir bien o de no hacerte sentir mal. Estar bien o estar mal depende únicamente de ti.
2.- No te afecta lo que los demás dicen o hacen, te afecta el pensamiento que generas ante esas situaciones. Siempre que vivas una situación que fuese a detonarte una mala reacción emocional, detente a respirar profundamente tres veces, reconoce tu pensamiento negativo y modifícalo, cámbialo por uno más positivo; por ejemplo, ese "Fulanito está haciendo de nuevo eso que me pone de nervios", transfórmalo en: "Ok, Fulanito está haciendo de nuevo eso que no me parece, pero no gano nada molestándome y atacándolo, mejor le daré mi opinión de manera tranquila"; repite ese pensamiento también tres veces, mientras haces los ejercicios de respiración; notarás que te sentirás tranquilo y ya no tendrás la necesidad de explotar con Fulanito. De aquí en adelante tus reacciones serán más positivas.
Un chascarrillo antes de irme... jaja. |
Hasta la próxima... ;) /
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