domingo, 12 de junio de 2022

Recuerdos (historia de terror)



Estoy solo en mi habitación, dando vuelta a las hojas que hay en el libro de mi vida, recordando tiempos de mi niñez… viene a mi mente una espeluznante visión: esa cara, ese cuerpo, son los mismos que cada noche veía con horror… cambiarme de casa no fue la solución…

De pronto siento un aire frío correr por mis pies, un escalofrío recorre mi cuerpo… esa música, la que tanto odié, empieza a sonar, frenética…

Escucho golpes en la puerta, no abriré, no importa si es mamá, tengo mucho miedo…

Estoy aterrado, pero, sin importar nada, me dispongo a ver lo que hay detrás del tenebroso portal de madera… despacio comienzo a abrirlo… nada, sólo alucinaciones… oscuridad es lo que encuentro… la terrible melodía deja de tocar…

Cierro la puerta y me voy a la cama, un poco menos asustado, pero un ruido en el clóset me sacude… son golpeteos… como si “algo” o “alguien” estuviera ahí dentro, provocándolos…

Me acerco lentamente al armario y esa música vuelve a sonar, más fuerte y rápido, parece que quiere romperme los tímpanos… siento algo detrás de mí y volteo, tapándome los oídos… no hay nada, sólo el televisor apagado…

Miro el reloj… las 2 de la mañana, ya es hora de dormir… apago la luz y empiezo a dormitar, ya cómodo en la cama, sin el ruido molesto de la canción, pero algo me interrumpe… ¡oh, Dios mío!, ¡me agarraron los pies!...

Pensando que es mi gato, me levanto, dispuesto a regañarle, pero, ¡oh sorpresa!, ¡él duerme a mi lado!...

Con mucho terror enciendo la luz y busco aquello que pudo haberme tocado, por toda la habitación, pero no encuentro absolutamente nada, creo que será mejor dormir con el foco prendido…

Me dispongo a ir de vuelta a mi lecho, pero la luz se apaga y enciende, como un flash… y lo veo, frente a mí: esa horrible criatura que llenó de pesadillas en carne viva mi niñez… su cuerpo esquelético, su mirada perdida, su sonrisa tontamente diabólica, dirigiéndose hacia mí… quiero correr, pero la música, tocando nuevamente, me detiene… lentamente algo me sujeta los pies… nunca debí retarlo y huir de él, creo que es mi fin.

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